Reflejo.

Ayer hice una cosa que nunca había hecho, ni me lo había planteado. No se lo he contado a nadie, me da un poco de vergüenza por que pensado en frío parece que este un poquito loca (lo estoy).

A las 3 de la mañana me puse delante del espejo, sentada en el suelo, y empecé a contar toda mi historia que he tenido con un chico. Desde el primer día que le conocí, porque lo hice, que lo hace especial, todo lo que he hecho por él y viceversa. Estuve desde las 2.30 hasta las 3.15 y después de hacerlo me sentí diferente, al oír las palabras de mi boca todo cambiaba. Es diferente a escribirlo, era como más mio. Me di cuenta de en que partes lo había hecho yo mal, también de hasta que punto puedo aguantar una cosa o otra, intenté desengañarme a mi misma. Es una buena terapia, es distinto a contárselo a alguien, porque al estar delante del espejo te ves a ti misma pero con otros ojos. Lo escribo aquí porque a mi me ha ayudado y si algún día necesitáis poner vuestras ideas en orden es una buena idea. Me costó más sacar la conclusión, eso si que fue difícil. De hecho, no he podido hacerlo aun, hay piezas que me faltan, tengo la historia incompleta, así no puedo.